Siempre nos repartíamos a partes iguales nuestras frustraciones y temores. Siempre los dejábamos caer.
Éramos viento y tormenta. Capaces de dar las sonrisas más sinceras y los sentimientos más profundos.
Éramos esencia y materia. Éramos vida.
A veces cambiábamos de piel. Y tantas veces reíamos a carcajadas.
Nos enredábamos cada vez que el tiempo acompañaba y en cuanto cambiaba de rumbo, las cosas empeoraban.
Pero siempre dejábamos paso al perdón. Siempre, aunque a veces resultara complicado.
Hablo de promesas que se cumplían y dejaban de cumplirse al mismo tiempo.
Recorríamos la vida, y las cartas que ésta nos ofrecía daban mucho juego.
Jugar, cantar nuestras canciones. Bailar en ocasiones. Derramar lágrimas por momentos.
Volvernos a llenar de sonrisas.
Volvernos a llenar de sonrisas.
Y todo esto mientras la Tierra seguía dando vueltas.

Que bonita foto. Me gusta tu página.
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