Es justo lo que no quería oir...

- ¿Cuándo supiste que estaba hecha para ti?
- El 21 de octubre del 75.
- Joder tío... ¿te sabes la fecha?
- Sí, claro. Porque ese día se jugaba la final del campeonato. El mejor partido de los Redshocks.
- ¡Desde luego!
- Mis amigos y yo habíamos dormido en la acera para conseguir entradas.
- ¿Las conseguisteis?
- Sí. El día del partido estábamos en un bar antes de ir al estadio y entró esa chica... ah... fue un partido alucinante. En la octava entrada Cargo empató. Seis a seis, duodécima entrada... y al final de esta entró Carlton Fisk "el gordinflón". Se dispuso a batear. Se colocaba de una manera muy rara, entonces... ¡Pam! le dio de lleno. La pelota salió volando, volando hacia la línea de fondo. 35.000 personas puestas en pie y Fisk "el gordinflón" gritaba y gesticulaba a la pelota como un loco.
- Sí, sí, lo he visto.
- "¡Sal del campo! ¡Sal del campo! ¡Piérdete!" Pero golpeó el palo del fondo y cayó dentro y 35.000 espectadores invadieron el campo. ¿Sabes?
- Sí, ¡y él los derribaba como si fuera a por ellos!
- "¡Tíos! ¡Apartaos! ¡Apartaos!"
- ¡No puedo creer que pudieras ver ese puto partido! ¿saltaste al campo?
-No no salté al campo. No estaba allí.
- ¿Qué?
- No. Estaba en el bar tomando una copa con mi futura esposa.
- ¿Te perdiste el home-run de Fisk por tomarte una copa con una chica a la que no conocías?
- Sí, pero deberías haberla visto. Era impresionante.
- Da igual como fuera...
- No, no. Ella iluminaba la sala.
- Ni aunque hubiera entrado la mismísima Elena de Troya. ¡Era la final! Oh! Dios mío, tus amigos eran unos capullos. ¿Porqué dejaron que lo hicieras?
- Tuvieron que hacerlo.
- ¿Porqué? ¿Qué coño les dijiste?
- Dejé mi entrada sobre la mesa y dije: Lo siento mucho tíos, tengo que ver a una chica.
- ¿Tengo que ver a una chica? ¿Eso dijiste? ¿Y ellos te lo permitieron?
- Oh... Vieron en mis ojos que hablaba en serio.
- Me tomas el pelo.
- No. Es la verdad Will, por eso no te he hablado de cierta chica que vi hace 20 años y de cuanto lamento no haberme acercado a hablar con ella, no lamento los 18 que estuve casado con Nancy, ni los 6 que abandoné mi consulta cuando ella enfermó, ni los últimos años cuando estaba realmente enferma y por dios que no lamento haberme perdido ese partido.

[El indomable Will Hunting]

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