He descubierto en mis ojos 19 años, y demasiadas lágrimas contenidas. En ocasiones algún ápice de luz y brillo, El oceáno atlántico y el mar mediterráneo.
Fuegos artificiales y chispas. Mis emociones a flor de piel. Mi espera y mi llegada. Mi impaciencia.
Hay una lluvia de estrellas, y a menudo tengo el poder de encontrarme con el espejo de mi alma.
Ahora puedo hablar de relojes y contar cómo las manecillas recorren el mío y que cuando oteo el cielo se desorienta mi presente. Esa constancia de las agujas de mi reloj se desequilibra en un túnel subterráneo que une Granada con una ciudad de aceras despejadas.
Fuegos artificiales y chispas. Mis emociones a flor de piel. Mi espera y mi llegada. Mi impaciencia.
Hay una lluvia de estrellas, y a menudo tengo el poder de encontrarme con el espejo de mi alma.
Ahora puedo hablar de relojes y contar cómo las manecillas recorren el mío y que cuando oteo el cielo se desorienta mi presente. Esa constancia de las agujas de mi reloj se desequilibra en un túnel subterráneo que une Granada con una ciudad de aceras despejadas.
Nunca supe si lo llegó a entender...
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