Nocturno.

Apagaste las luces y encendiste la noche.
Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
me miraban tus ojos en la sombra infinita.

¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro
y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados?
¿Que invisible temblor de cristales de fuego
agitaba la seda lunar de tus pupilas?

Recamaste la almohada con hilos de azabache.
Tejiste sobre el sueño un velo de blancura.
Eras la rosa pálida tiñéndose de rojo,
la rosa del veneno que devuelve la vida.

La blusa, el abanico, una pluma violeta,
el broche con la perla y el diamante en el pecho.
Todo abierto y en paz, transparente y oscuro,
sin dolor, navegando rumbo a tus manos frías.

[Luis Alberto de Cuenca]

Peor para el sol que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar, mientras un servidor le levanta la falda a la luna...

Somos un par de infelices sin nombre.

—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo? 
—¿Color rojo? querrá decir negro. 
—No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué. 

Pero conocía la forma de hacerme reír...

Cambiar de estación, supongo, es la mejor opción dadas las circunstancias.
Mi horizonte se está perdiendo, se está difuminando.
Es preferible continuar en la inconsciencia, donde no se sabe en qué lugar, ni en qué momento perdí las razones.
Al volver a casa, la insignificancia era mi sombra, y el odio a los nombres y a las palabras sin transcendencia aumentaba por momentos.
Yo dejaba mi casa; él dejaba mi mundo.
Y al final, se acabará difuminando... Estoy casi segura.

Es justo lo que no quería oir...

- ¿Cuándo supiste que estaba hecha para ti?
- El 21 de octubre del 75.
- Joder tío... ¿te sabes la fecha?
- Sí, claro. Porque ese día se jugaba la final del campeonato. El mejor partido de los Redshocks.
- ¡Desde luego!
- Mis amigos y yo habíamos dormido en la acera para conseguir entradas.
- ¿Las conseguisteis?
- Sí. El día del partido estábamos en un bar antes de ir al estadio y entró esa chica... ah... fue un partido alucinante. En la octava entrada Cargo empató. Seis a seis, duodécima entrada... y al final de esta entró Carlton Fisk "el gordinflón". Se dispuso a batear. Se colocaba de una manera muy rara, entonces... ¡Pam! le dio de lleno. La pelota salió volando, volando hacia la línea de fondo. 35.000 personas puestas en pie y Fisk "el gordinflón" gritaba y gesticulaba a la pelota como un loco.
- Sí, sí, lo he visto.
- "¡Sal del campo! ¡Sal del campo! ¡Piérdete!" Pero golpeó el palo del fondo y cayó dentro y 35.000 espectadores invadieron el campo. ¿Sabes?
- Sí, ¡y él los derribaba como si fuera a por ellos!
- "¡Tíos! ¡Apartaos! ¡Apartaos!"
- ¡No puedo creer que pudieras ver ese puto partido! ¿saltaste al campo?
-No no salté al campo. No estaba allí.
- ¿Qué?
- No. Estaba en el bar tomando una copa con mi futura esposa.
- ¿Te perdiste el home-run de Fisk por tomarte una copa con una chica a la que no conocías?
- Sí, pero deberías haberla visto. Era impresionante.
- Da igual como fuera...
- No, no. Ella iluminaba la sala.
- Ni aunque hubiera entrado la mismísima Elena de Troya. ¡Era la final! Oh! Dios mío, tus amigos eran unos capullos. ¿Porqué dejaron que lo hicieras?
- Tuvieron que hacerlo.
- ¿Porqué? ¿Qué coño les dijiste?
- Dejé mi entrada sobre la mesa y dije: Lo siento mucho tíos, tengo que ver a una chica.
- ¿Tengo que ver a una chica? ¿Eso dijiste? ¿Y ellos te lo permitieron?
- Oh... Vieron en mis ojos que hablaba en serio.
- Me tomas el pelo.
- No. Es la verdad Will, por eso no te he hablado de cierta chica que vi hace 20 años y de cuanto lamento no haberme acercado a hablar con ella, no lamento los 18 que estuve casado con Nancy, ni los 6 que abandoné mi consulta cuando ella enfermó, ni los últimos años cuando estaba realmente enferma y por dios que no lamento haberme perdido ese partido.

[El indomable Will Hunting]
No pararía de beberme la clandestinidad y gritaría hasta quedarme totalmente ronca... o al menos hasta que la noche se consumiera.

Que el viento me revuelva el pelo y la garganta cante mis palabras. Y pintaré las calles con los colores del arcoiris...

...Lo que el tiempo se llevo. Vivir de música y palabras...

Siempre nos repartíamos a partes iguales nuestras frustraciones y temores. Siempre los dejábamos caer.
Éramos viento y tormenta. Capaces de dar las sonrisas más sinceras y los sentimientos más profundos. 
Éramos esencia y materia. Éramos vida.

A veces cambiábamos de piel. Y tantas veces reíamos a carcajadas.
Nos enredábamos cada vez que el tiempo acompañaba y en cuanto cambiaba de rumbo, las cosas empeoraban. 

Pero siempre dejábamos paso al perdón. Siempre, aunque a veces resultara complicado.
Hablo de promesas que se cumplían y dejaban de cumplirse al mismo tiempo.

Recorríamos la vida, y las cartas que ésta nos ofrecía daban mucho juego.
Jugar, cantar nuestras canciones. Bailar en ocasiones. Derramar lágrimas por momentos. 


Volvernos a llenar de sonrisas.
Y todo esto mientras la Tierra seguía dando vueltas.

Lo más próximo.


Pensó que a solas podía captar el universo entero;
Pero la única voz que obtuvo por respuesta
Fue el falso eco de sí mismo
Que procedía del precipicio,
al otro lado del lago.
Una mañana, desde una roca de la playa,
Clamó que lo que él quería en la vida
No era una mera copia hablada de su propio amor
Sino un amor correspondido, y con voz propia.
Y la única respuesta encarnada
Capaz de dar respuesta a su queja matinal
Comenzó a descender, en la otra orilla,
por el talud del acantilado hasta el lago
para zambullirse después en las distantes aguas.
Pero cuando tras nadar un buen trecho se aproximó a su orilla
En lugar de poseer forma humana
Y de ser quien él tanto había anhelado
Resultó ser un gran macho cabrío, que aparecía poderoso
apartando las encrespadas aguas con su enorme pecho.
Y al llegar a tierra
Desprendiendo agua como una cascada,
Comenzó a tambalearse a través de las rocas con su cornamenta,
Hasta que se perdió en la maleza -y eso fue todo-.
[Robert Frost]
- ¡Buenos días, princesa! He soñado toda la noche contigo... Íbamos al cine y tu llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto, solo pienso en ti, princesa, pienso siempre en ti, y ahora..

- ¡Mama! Papa me lleva en carretilla, pero lo hace fatal me hace morir de risa, vamos los primeros. ¿Cuantos puntos tenemos hoy papa?

- ¡Corre! Vamos! ¡que vienen los malos que gritan! ¡Vamonos!

- ¿Donde?

- Aquí, aquí, ven ¡corre ven! Deprisa.

Well there is magic all around you, if I do say so myself... I have known this much longer than I've known you... [Stevie Nicks]


Más silencio...


Bajo el humo de mi cigarro a medio consumir se despojan los cuerpos. Se hunden sus prendas y los besos caen rendidos a la ilusión.
Las palabras quedaron en los bares relegadas, no tienen cabida fuera de ellos, y amenazan. Sólo basta utilizar dos o tres que revelen inteligencia, otras cuantas que encuentren sonrisas y un gesto que las palpe.
Y en el regreso a casa sólo silencio. Silencio que no es necesario cautivar. Silencio para no destruir el esquema de perfección aparente ya creado.
Era de espera que el otoño cayera de repente de los árboles, pintando las aceras mientras se acerca la lluvia y apaga con vehemencia sus hojas.
Y en ese caos de insomnio y vela, de horas inundadas, de minutos sin equilibrio, de segundos de silencios, me acabo dando cuenta de que el día no comienza hasta que le doy el primer sorbo a ese café amargo de la facultad y sin embargo me hace poco a poco más adicta a la cafeína.
O será que me he vuelto adicta al cielo de Granada, a las aceras casi siempre abarrotadas de gente, o a las jarras de cerveza que se vacían demasiado deprisa.
Y acabo perdiendo un poco más la cabeza.
. . .
Son los restos de saliva escarcha en la piel
cuando no acierto a recordar artimañas, melosas proposiciones,
el olor a noches todavía presentes bañadas de un algo
que tu llamarías amanecer,
son vidrios húmedos las miradas cuando decaen las pasiones,
son cartón piedra los recuerdos,
solo la nada prevalece...
Intento beber de ella, paladear su esencia,
ser un cupido de plástico a los ojos del amor,
golpe a golpe esculpirme
con humo de tabaco desvanecerme... 

[Kutxi Romero]

Y miro atrás...


He descubierto en mis ojos 19 años, y demasiadas lágrimas contenidas. En ocasiones algún ápice de luz y brillo, El oceáno atlántico y el mar mediterráneo.
Fuegos artificiales y chispas. Mis emociones a flor de piel. Mi espera y mi llegada. Mi impaciencia.
Hay una lluvia de estrellas, y a menudo tengo el poder de encontrarme con el espejo de mi alma.
Ahora puedo hablar de relojes y contar cómo las manecillas recorren el mío y que cuando oteo el cielo se desorienta mi presente. Esa constancia de las agujas de mi reloj se desequilibra en un túnel subterráneo que une Granada con una ciudad de aceras despejadas.
Yo me saciaba con un sueño distinto, dentro de una atmósfera bañada de viento.
Nunca supe si lo llegó a entender...

Los recuerdos son como música de la que he olvidado la melodía...Y me resigno a tatarear cuatro notas confusas, tristes, y perdidas.

Soy igual que tú eres, viento. Me pienso, me sublevo. Acaricio montañas llenas de aromas y sueños.

Grandes esperanzas.

"Dios sabe que no debemos avergonzarnos nunca de nuestras lágrimas, pues son lluvia que cae sobre el polvo cegador de la tierra que endurece nuestros corazones. Me sentí mejor que antes de haber llorado, más triste, más consciente de mi ingratitud, más manso."
CHARLES DICKENS

Hoy es el primer día del resto de mi vida.




A veces llega un momento en que te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente pero con ganas de morir. Paseando por las calles todo tiene igual color. Siento que algo hecho en falta no se si será el amor.
Me despierto por la noches entre una gran confusión es tal la melancolía que está acabando conmigo. Siento que me vuelvo loco y me sumerjo en el alcohol. Las estrellas por la noche han perdido su esplendor.
He buscado en los desiertos de la tierra del dolor y no he hallado mas respuesta que espejismos de ilusión. He hablado con las montañas de la desesperación y su respuesta era solo el eco sordo de mi voz...

Nada hay bajo el sol que no tenga solución. Nunca una noche venció a un amanecer...

En la vida no todo es avanzar, a veces un paso atrás.
Nunca dudes en cambiar de dirección, si el camino se acabó.
A cada sueño, cada idea, cada amor, entrégate con pasión.
Lleva siempre la verdad en tu interior, y tu propia religión.

Séraphine.

-¿Ha estado alguna vez enamorada?

-Esas cosas son íntimas.

-Por favor.

-No se lo diga a nadie. Una vez hace mucho tiempo me enamoré… Oh si, se llamaba Serie, era oficial. Me hizo la corte, nos prometimos… y luego un día desapareció.

-¿Nunca lo buscó para volver a verlo?

-Cuando uno se dedica a la pintura, señorita, ama de otra forma.
A menudo lo veo dentro o a través de otros rostros y me digo que si sigo pensando en él puede que él siga pensando en mí.
Se le nota en la voz, por dentro es de colores...
SENTIDO Y SENSIBILIDAD. 
No es amor el amor que cambia siempre por momentos o a distanciarse en la distancia tiende.
Oh no, es un faro imperturbable, que contempla las tempestades y nunca se estremece...

SIEMPRE EN ESTADO DE ESPERA.
Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.

Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.

Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.

Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.

Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira.

Siempre se puede esperar.


A veces se puede esperar la llegada del autobús, o la cola de un supermercado.
Se puede esperar la aparición de los novios al banquete y esperar sentado.
Se podrían esperar kilómetros y kilómetros de viajes con ida pero sin vuelta.
Yo he esperado cinco minutos o toda una vida.
He esperado dos cigarros, quizás cinco, y a veces todo el paquete. E incluso esperar los quince minutos de cortesía.
Se puede esperar el turno para hablar, y a veces para callarse.

Siempre se ha esperado el final de los trailers en el cine, que apaguen las luces y quedarnos a oscuras.
Yo podría esperar una lluvia de estrellas brotadas de la constelación de Orión. De cualquier constelación.
Se puede esperar solo o acompañado, aunque duela más esperar cuando el frío se penetra en los huesos. Se puede esperar a poder hablar sin tiritar.
He esperado la llegada de cosas que nadie esperaría que esperaras. Juegos de palabras.
También esperaría el invierno con ganas. Quizás la nieve.
A veces se puede esperar la esperanza, pero al ser lo primero, a veces, desaparece. Y se camufla la espera, para dar lugar a la desgana. Podría esperar una explicación.
Al final, hay cosas esperadas que no llegan y cosas que no esperas que aparecen cuando menos te lo imaginas.
Todo depende del reloj de la espera.

Pienso, luego existes.

Siempre he pensado en cómo sería mi propia banda sonora, me la imagino interpretada por un piano, lenta, clásica. Algo así.
Esta noche he soñado contigo, es curioso, después de tanto tiempo.
Hay tantas maneras de ver el mundo, todo es relativo. Al menos sé que cuando unos se van, otros vienen. Pero ¿por qué se tienen que ir los que más quieres?
Una persona nace aquí, y se cruza 23 años 6 meses y 18 dias más tarde, en otro punto, con una persona que ha nacido 40 años 3 meses y 15 dias antes a 1578 Kilómetros de distancia. Y nadie se sorprende...
¿Dónde está toda la gente que no está aquí?, ¿qué estarán haciendo?
En ocasiones tengo la sensación de que el tiempo pasa muy lento, y es cuando me gustaría que todo avanzara más rápido. Otras veces avanza demaciado rápido, y es cuando quiero volver atrás.
Cuando siento una campanada, siempre espero que le siga otra más. No me gusta la 1´00, es una hora demaciado solitaria, pero es un juicio subjetivo, seguro que hay alguien en este mismo momento que piensa todo lo contrario.
En estos momentos, en los que tengo que dejar que los demás actuen, me voy lejos y pienso en todo lo que siempre quise llevarme conmigo.
Me encantan los momentos en que se detiene la música y comienza a soplar el viento, entonces tras unos segundos aparece ella, todo se detiene y ella pasa ante mí. La miro, sí, la miro y espero que ella haga lo mismo. Desgraciadamente, ella no piensa igual.
Como la ocasión pasa varias veces en la vida, es ahora que me fijo en la que estoy seguro que será, pero es imposible.
En fin, será mejor que siga sonando mi música y que nada se detenga.
Paso por el segundo exacto del día del mes en que he nacido y en que voy a morir, paso sin darme cuenta.
Siempre he pensado en cuál es la primera palabra que pronuncié, siempre he pensado en cuál será la última. Quizás la última palabra que diga sea simplemente...FIN.
Melodías que no puedo seguir.
La emoción es como un escapararte rebosante de luz, un teléfono donde una voz casi imprevista está alterada en otro lugar, al otro lado del auricular.

La ilusión es ligera y tenue, que poco a poco se alimenta.
Es un río descontrolado con corrientes alteradas.

A veces, la ilusión es pasajera, y los ilusos (como yo) incurables.