EUGÈNE ATGET








 Lugares con un eco precioso... 

Invisibilidad...

Es apasionante la idea de disfrazarme de escalofrío al haber abierto los ojos antes del amanecer (como una combinación asombrosa entre el arcoiris y la niebla), y sin embargo no me apetecía sonreir, porque no había improvisado la huída perfecta…
Siempre había planificado mis escapadas nocturnas. Y era muy sencillo, únicamente debía leer unas líneas de algún libro lleno de polvo o escuchar el sonido que producen las cuerdas de mi guitarra. Sí, así estaba a salvo, por supuesto.
Y veía que el mundo se hundía, una perfecta autodestrucción al lado de unos momentos perfectos que yo experimentaba.
Como si el tiempo de los relojes no existiera. Y el silencio lograba vagar por mi piel, dejando huellas de indiferencia contrastada con emociones.
Era justo lo que hacía posible el arcoiris.
Y en los días largos me encanta dibujar imposibles viajes por los lugares más remotos. Trazando mapas de tesoros escondidos y largos recorridos lleno de flores y algunas gotas de lluvia. Dejar señales y miradas desdibujadas, besos en el mar, susurros en el aire.
¿Pensando aún en finales felices?
mmm... POESÍA... =)
"¡Vamos, vamos! ¡Deprisa, ¿eh? Id rápido pero, sin correr, con calma...
¡No os apresuréis! Y no escribáis únicamente poemas de amor, que son los más difíciles... ¡esperad al menos a que tengáis ochenta años!
Escribidlos sobre otro argumento más lírico, no sé... sobre... sobre el mar, el viento, un radiador averiado, un... un tranvía con retraso, ¿de acuerdo?
Porque no existe una cosa más poética que otras, ¿eh? ¿Lo entendéis? ¡La poesía no está fuera, está dentro!
¿Qué es la poesía? No se lo preguntes a Belcebú, mírate al espejo... la poesía ¡eres tú!
¡Decorad bien vuestros poemas! ¡Buscad bien las pablaras! ¡Debéis escogerlas! A veces se necesitan ocho meses para encontrar una palabra. Escogedlas porque la belleza se inició un día cuando alguien empezó a elegir. Desde Adán y Eva, ¿acaso sabéis cuánto tardó Eva en elegir la hoja de parra idónea?
-¿Cómo me está esta, cómo me está esta, cómo me está esta? Ha desnudado todas las parras del paraíso terrenal. ¡Enamoraos! Porque si no os enamoráis está todo muerto. Sí, ¡todo muerto! Así que os debéis enamorar porque todo revive, se mueve todo?
¡Dilapidad el gozo, consumad la alegría! Estad tristes y taciturnos, ¡pero con exuberancia! ¡Insuflad con energía en la cara de la gente la felicidad! ¿Y cómo se hace eso? Bueno, miraré en mis apuntes porque lo he olvidado. ¡Esto es lo que debéis hacer! ¡vaya, no he podido llegar a leerlos! Pero, creo que voy recordando? Para transmitir la felicidad, es necesario ser feliz. Y para transmitir el dolor, es necesario ¡ser feliz! ¡Sed felices porque tendréis que sufrir, estar mal, padecer! No tengáis miedo a sufrir, todo el mundo sufre, ¿eh?
Y si desgraciadamente no tenéis los medios, ¡no os preocupéis! Total, para hacer poesía sólo es necesaria una cosa: ¡Todo! Espero que lo entendáis, y no busquéis la novedad; ¡la novedad es la cosa más vieja que existe! ¿Y si la inspiración no os viene en esta posición, o en esta, o en esta otra? ¡Bueno, pues os tiráis al suelo y os ponéis cómodos de este modo! ¡Oh, en esta posición podréis ver el cielo! ¡Fijaos qué belleza! ¿Por qué no me habré tirado antes?
¿Qué estáis mirando? Los poetas no miran, ¡observan! ¡Haceros obedecer por las palabras! Si la palabra... ¡pared, pared! no os hace caso, no la uséis en ocho años, de ese modo aprenderá. - ¿Qué es eso? ¡No lo sé! Esto, es belleza...
Como esos versos que quiero que se queden escritos ahí (en la pizarra) para siempre. ¡Vamos, borradlo todo para volver a empezar! Hoy la clase ha terminado. Adiós, chicos. Nos vemos el miércoles y el jueves. Hasta luego, ¡adiós!"




PULP FICTION
- ...y en París puedes pedir cerveza en el McDonald's.
- Hmmm...
- ¿Y sabes cómo llaman al cuarto de libra con queso en París?
- ¿No lo llaman cuarto de libra con queso?
- Utilizan el Sistema Métrico, no sabrían qué coño es un cuarto de libra.
- ¿Pues cómo lo llaman?

- Lo llaman una "Royale con queso".
- Royale con queso.
- Sí, eso es.
- Ajá... ¿y cómo llaman al Big Mac?
- Un Big Mac es un Big Mac, pero lo llaman "Le Big Mac".
- "Le Big Mac"... ¿y cómo llaman al Whooper?
- No lo sé, no fui a ningún Burger King... ¿y qué le ponen a las patatas fritas en Holanda en vez de ketchup?
- ¿Qué?
- Mayonesa...
- Puaj, joder!
- Les vi hacerlo macho; las bañan en esa mierda.

"Ezequiel, 25-17:
El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos.
Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad. Porque es el autentico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos.
¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahvé, cuando caiga mi venganza sobre ti!
Llevo años diciendo esta mierda, y cuando alguien lo oía es que iba a morir. No había pensado mucho en lo que significaba, simplemente creía que era un rollo que le soltaba a algún hijo de puta antes de pegarle un tiro, pero esta mañana vi algo que me ha hecho pensarlo dos veces.
Ahora se me ocurre que tal vez significa que tú eres el hombre malo, y yo soy el hombre recto, y que el señor 9 mm es el pastor que protege mi recto culo en el valle de la oscuridad.
O será tal vez que tú eres el hombre recto, y yo soy el pastor, y que este mundo es injusto y egoísta.
Me gustaría eso, pero ese rollo no es la verdad.
La verdad es que tú eres el débil y yo soy la tiranía de los hombres malos. Pero me esfuerzo, Ringo, me esfuerzo con toda intensidad por ser el pastor.

-Joder Jimmy, este café es una pasada tío, Vincent y yo nos hubiéramos conformado con cualquier café instantáneo ¿verdad? y va y nos saca este auténtico café de Gourmet sin dudarlo. ¿Qué aroma es éste?
-Déjalo ya Jules
-¿El qué?
-No necesito que me digas lo bueno que está el jodido café. Lo compro yo, ya se que es delicioso. Si Bonnie va a la compra, compra caca. Yo compro este café de Gourmet para que al beberlo sepa a algo. ¿Pero sabes lo que me preocupa ahora mismo? No es el café de mi cocina. Es el negro exangüe de mi garaje.
-Jimmy....
-No no, no necesito que me digas nada, contesta solo a ésto: ¿cuándo te plantaste aquí leíste algún cartel frente a mi casa que dijese "carroña negra"?
-Jimmy, sabes que no hay ningún cartel....
-¿Leíste algún cartel frente a mi casa que dijese "carroña negra"?
-No... ninguno.
-¿Sabes por qué no viste ese cartel?
- ...¿por qué?
-¡Porque no lo hay ! ¡Recolectar negros muertos no es mi puto negocio, por éso!

-¡No me jodas! ¿¡Pero qué porquería has hecho con su toalla, hombre!?
-Me he secado las manos...
-Debiste lavártelas primero
-¡¡Tú me has visto lavármelas!!
-¡Te he visto mojártelas!
-¡No, lavármelas! Pero esta mierda no sale.. Con otro jabón tal vez hubiese ido mejor..
-¡He utilizado el mismo jabón que tú, he terminado, y mi toalla no parece una puta compresa!

- ¿Quieres tocino?
- No como cerdo, tío.
- ¿Eres judío?
- No,no soy judío. Es que no me gusta el cerdo... eso es todo.
- ¿Por qué no?
- Porque son animales muy sucios. Y no como animales sucios.
- ¿Sí? Pues el tocino está delicioso y también las chuletas de cerdo.
- Oye, tal vez la rata de cloaca sepa a caviar, pero no lo sabré nunca porque no como animales asquerosos. Los cerdos duermen y buscan su comida entre la mierda. ¿Si no saben distinguir sus excrementos cómo voy a comerlo?
- También los perros se comen sus cacas.
- Tampoco como perro.
- ¿Consideras también a los perros animales asquerosos?
- Yo no diría que son asquerosos, pero desde luego son sucios. Los perros tienen personalidad, y la personalidad cuenta.

-Oh, oh, espera un poco. Comerle el coño a una zorra o masajearle los pies no es la misma jodida cosa.
-No lo es, pero es el mismo juego.
-Tampoco es el mismo jodido juego. Oye, tal vez tu método de masaje no sea como el mío, pero tocarle los pies a su mujer o darle lengüetazos en su sagrado agujero no es el mismo juego, ¿comprendes? No es la misma liga, ni siquiera es el mismo deporte. Un masaje en los pies no significa un carajo.
-¿Has hecho mucho masajes en los pies?
-A mí no me hables de masajes en los pies, soy el jodido maestro de los pies.
-¿Has hecho muchos?
-Joder, sí. Perfeccioné tanto mi técnica que apenas hago cosquillas.
-¿Te importaría masajearle los pies a un hombre?
-... vete al cuerno

Alguien me dijo una vez: “Aprovecha cada momento como si no volvieras a vivir más”. Aquel día lo tenía en mente. Y así lo hice.
Llegó ese instante en el que subimos arriba, permaneciéndonos bajo la Alhambra, observando la luz del sol tan tenue y difuminada y admirando los colores de la Catedral.
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Ya lo había vivido antes, pero esta vez nos acompañaba la música.
Aquel lugar estaba lleno de improvisación, se podía respirar el sonido de las notas y oler los acordes que se esparcían. Incluso se podía notar el estado de satisfacción de los que estábamos allí.
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Fue demasiado agradable como para que esa sensación permaneciera constante. A las 22 horas y 59 minutos terminó todo.
Pero esa noche no terminó allí. No bastó haber disfrutado como críos. No, el cuerpo nos pidió algo de jazz mezclado con flamenco.
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Y la sensación de cerrar los ojos, moverme y chasquear los dedos al sonido de la música volvió.
Estoy segura de que en esta ocasión fui yo la que se alejó de ese instante. El motivo fue el calor. O quizás el cigarrillo del bolsillo.
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Aún no lo sé.
Pero aparecieron otro tipo de voces llenas de rock, que dejaron el jazz de lado. Desfase total.
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Toda la noche la pasé con ellos. Con esos artistas desconocidos ante la sociedad, pero espectaculares para mi.
Fue increíble.
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Aunque la despedida y el saber que puede que no los vuelva a ver fue, sin duda, la peor parte de la noche.
Una vez despierta y casi sin falta de sueño, cogimos el coche, ella y yo, y nuestro rumbo era la costa de Andalucía, donde el ambiente se mezcla en el cuerpo, pero literalmente.
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Dejando que desaparezca todo al ver el mar, y sentirlo poco a poco, mientras voy dejando que me arrastre más adentro y permitiendo que el sol se incruste en mi piel.
Y volver al coche, para dejar atrás una gran ciudad llena de todo lo que uno puede pedir y dirigirnos a un lugar alejado, desconocido, insignificante que para mi lo fue todo por un instante.
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Se inhalaba tranquilidad, al igual que se percibían sonidos que no existen en otro lugar.
Fue maravilloso poder tumbarme en el tejado y contar las estrellas, mientras hablábamos de telescopios y constelaciones.

"La vida nunca es estancamiento. Es movimiento constante, movimiento sin ritmo, pues nosotros como cambiamos constantemente. Las cosas viven moviéndose y ganan fuerza mientras lo hacen."
Ayer escuchaba risas sarcásticas, y al mismo tiempo crucé el umbral que separa esos días grises de aquella calma que consigue marearme...Sé que todos tenemos algo que esconder. Todos guardamos secretos. Pero también sé que algunos incluso parecen más oscuros a la luz del día. Pero ahora mismo, entra por mi ventana tal claridad que me da a entender que todo está en calma.
Y viajé a Viena, sin haber estado nunca. Colándome en esa ciudad, esperando la música. Sin pensar que yo no pertenezco a ese mundo. Daba igual. Merecía la pena.
Creo que soy capaz de inventar y descubrir un mundo así porque estoy enamorada. Cuando veo esa luz me enamoro de la vida, de la música, del movimiento que me rodea... de todo.
Porque mis ojos necesitan observar todos los colores cotidianos.
Creo que puedo seguir esperando la llegada de la casualidad de mi primer movimiento.

Me hubiera gustado ver como el gris se mece en el fondo del mar, porque estoy segura de que es lo que ha ocurrido...
Hoy parezco el paisaje más triste o el humo de los cigarros que han tirado al suelo, aun sin apagar.
El periódico con una mancha de café olvidado en la mesa del rincón.
Siento que soy las lágrimas en la mejilla de una niña que ha perdido su muñeca, y la pelota que se ha colado en un balcón ajeno.
Parece que soy la melodía desafinada del violinista del parque del Triunfo, o incluso una flor a la que el viento ha arrancado sus pétalos.
Me vuelvo pequeña por momentos, y nadie está a mi lado, sabiendo que no quiero que nadie lo esté. Y desaparezco, deseando que nadie me encuentre. Y sé que no puedo ver la ciudad del viento, porque hoy siento vértigo.
Los pájaros no han salido de sus nidos. Ni siquiera los gatos vagan por los tejados. Hoy no ha sido un buen día.
He visto como se muere el tiempo y me deja marcas en mi rostro.
He perdido todos los trenes directos al castillo que construí una vez en el aire. Supongo que el mar tampoco tiene respuestas.
Sólo me queda tambalearme hasta que encuentre algo que me sacie y me diga: “Tú, estás aquí por algo…” La idea de conquistar el mundo si me lo propongo cada vez la veo más inalcanzable.
Y aunque sé que podría llegar a ser una avioneta que recorre el cielo mientras el sol se acuesta, o la sonrisa de un niño o quizás el color que tiene la vida cuando ha merecido la pena devorar los segundos, sin embargo, hoy no, hoy no es un buen día para soñar…
Pero sí que me disfrazaré del viento.


Alfredo: -Te contaré una historia. Sólo para ti, Toto. Sentémonos.
Hubo una vez un rey que dio una fiesta. Las más hermosas princesas asistieron. Un soldado de la guardia real vio pasar a la hija de rey. Era la más adorable, e inmediatamente el soldado se enamoró. Pero, ¿qué era un simple soldado al lado de la hija de un rey? Un día el soldado se las arregló para verla y le dijo que ya no podía vivir sin ella. La princesa quedó tan impactada por la profundidad de sus sentimientos que le dijo: "Si puedes esperar por 100 días con sus noches bajo mi balcón yo seré tuya". Dicho esto, el soldado salió y esperó un día, dos... luego diez, veinte. Cada noche la princesa lo buscaba y allí estaba él, sin moverse. Siempre allí, lloviera o relampagueara. Las aves se posaban en su cabeza, las abejas lo aguijoneaban, pero él no se movía. Después de 90 noches, se veía seco y pálido. Brotaron lágrimas de sus ojos. No pudo detenerlas. No tuvo ni siquiera fuerzas para dormir. Y todo ese tiempo, la princesa lo observaba. Cuando la nonagésima novena noche llegó... el soldado se levantó, tomó su silla, y se marchó...
Toto: -¿Qué? ¿Justo al final?
Alfredo: -¡Justo al final, Toto! No me preguntes qué significa, no lo sé. Si logras descifrarlo, me lo dices...
.
.
Toto:- ¿Recuerdas la historia del soldado y la princesa? Ahora entiendo por qué el soldado se fue justo al final. Una noche más y la princesa hubiera sido suya. Pero no había manera que ella pudiera mantener su promesa. Y eso hubiera sido demasiado cruel. Lo hubiera matado. De esta forma, al menos durante 99 noches, él vivía con la ilusión de que ella estaba allí, esperando por él.
Jamás se perderá...

Me encanta cuando la luz del sol arde sobre la línea del horizonte, creando en mi una tenue atmósfera de confusión, mientras la temperatura desciende.
Vuelvo al estado de embriaguez que me proporciona ese instante en el que miro al norte, ese que funde el tiempo y sus relojes, buscando algo que admirar, algo que escuchar... o simplemente, silencio.
Después de tanto, he vuelto al mismo sitio, en la misma situación, donde mis escalofríos se transforman en suspiros de deseo.
Y la luz se esconde, haciendo estallar la oscuridad, cubriendo el suelo con sombras ficticias e ilusiones difuminadas.
Esta tarde, la brisa, el camino y las piedras han sido cómplices de mi descuido.
Así que he decidido perder la consciencia, como solía hacer. Miento. Cómo siempre hago desde aquella vez...
Todo es más fácil así.
En las calles hay música, piruetas y sombreros que esperan unas monedas, mientras yo chasqueo mis dedos. Todo da vueltas. Y yo me siento ligera y capaz.
Escuchaba la melodía y me acercaba poco a poco, o quizás ella se acercaba a mí... y paseaba por mi cuerpo a través de la brisa de sus notas, dejando una suave caricia. Encontrándome, de repente, meciéndome entre sus acordes, llevando el ritmo con la respiración hacia la cadencia de aquella música que parecía que envolvía mi cuerpo, como una burbuja.
Ha sido maravilloso hasta que la música paró de sonar, pero yo seguía impregnada con el calor que esa burbuja me ofrecía y embriagada por la melodía que aún persistía en mi eco...
Hoy siento que llevo el mundo en mi bolsillo. Sonrío, y me siento ridícula al ver que alguien se ríe de mi por mi estúpida sonrisa. Y ese alguien me guiña un ojo.
El puente que cruzaba el río gritaba a pleno pulmón: ¡SALTA! Pero he tropezado con los días que van por delante.
Parecía que por cualquier camino se podía alcanzar el kilómetro cero, y buscar la meta que me pide el cuerpo cada veinticuatro horas era mi propósito.
Si, el vaso estaba lleno de ganas, y yo me encontraba llena de sed. Todo lo que yo deseo es mentira, y todo lo que quiera creerme me lo miento yo.
Esta tarde, la ciudad no ha parado de sonreir. Y, a pesar de que era silencio lo que buscaba, me lo pintaba yo con el humo de mi cigarro.