Todo es cuestión de mareas...


Juego a pares y nones con la parte de mi mente más perdida, donde quedó presa la racionalidad de un martes por la noche. En este juego lo único que acaba habiendo son sólo perdedores. Ni un sólo ganador. Y las ganas se alejan. Y en el lunar del brazo guardo la ciudad del viento.
Cuando vence el amanecer, al otro lado de mi conciencia, me despido de las promesas y de los vicios pasajeros, que son los únicos capaces de dar cuerda al tiempo que no descuenta momentos de mi vida.
Ahora preferiría lo salado y una voz llena de experiencia, de perversión y de vicio. Preferiría los cambios y la fiebre que la vida completa de años vacíos y cumplir septiembres sin más daños en el reloj que tengo por corazón...
Preferiría un album de desencantos que dos sonrisas mediocres, sin sentido, una detrás de otra y por motivos insustanciales.
Una noche, sin estar cerca de quien nunca jamás vuelva a tener, me dejé una carcajada en el tercer sí bemol. Mientras Marea sonaba en los oídos:
"Y báñate en mis ojos, que se joda el mar..."
Es inevitable, cuando se escriben infinitos puntos suspensivos, al final alguno es el final de los finales...

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