Escondida entre los escombros de
inmoralidades derrochadas y de vicios malgastados, la vida se me echaba encima.
Ya no me cuestionaba la existencia
de cielos imperfectos que me llenaban de perfecciones.
Y te acabas enganchando
a esta ciudad pequeña, a esta Granada con sus semáforos y sus olores, y hoy,
sin
embargo, me encuentro en la mitad de Junio, con una época temida de antemano
que me hace aborrecer este lugar
y dejar atrás a los clásicos de la gran
pantalla, a Hans Zimmer y a John Powell.
Una solución que servía para todo.
Me senté en el patio, con un
cigarro en la mano y me preguntaba ¿qué es lo que quiero?
Un café más tarde me
di cuenta de que sólo es un mal día. Sólo eso. Y que aún no es tarde (si la
dicha es buena).
Y que aún tengo fe en mí, porque
Simon &Garfunkel me han puesto en lo cierto mientras
yo les seguía haciendo
la segunda voz.
Llámalo providencia,
acierto, sino. Llámalo x, si prefieres.
Pero esas dos voces juntas en una imagen
de un pequeño pueblo perdido de la Mancha,
me hacen recobrar el sentido común y decir:
de un pequeño pueblo perdido de la Mancha,
me hacen recobrar el sentido común y decir:
“Ánimo, sólo faltan 6 días".

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