Días de lluvia.

Un viernes en estado de espera. Un vaso medio lleno de canciones que nunca pasan de moda.
La lluvia borra las huellas. Y te hace comprender que el mar no se secará. 
Los hemisferios se han cerrado.
Puede haber encuentros que te quitan la palabra de la boca, y estar deseando que eso ocurra.
Un autobús y dos billetes. Sinsentidos en la penúltima caricia.
Forma de llevar los colores, desligándose de los tonos oscuros.
Y aunque mi voz está resquebrajada, no me importa.

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