Mamá, no tienes precio.

- Hay buques de “taitantos” metros con litros y litros de vino de 800 dólares que se envían a los grandes restaurantes y hoteles de cinco estrellas. 

Hay coches descapotables que sólo aparecen en los anuncios que con sólo ver el brillo del capot te puedes hacer una idea de cuánto puede costar. 

Hay joyas con piedras preciosas como la amatista o el diamante, que pesan demasiado por los quilates que llevan encima, y sólo las llevan las señoras de los señores asquerosamente ricos. 

Existen obras de arte que su peso en oro es inimaginable teniendo en cuenta su condición de objetos que sirven al patrimonio de una nación. 

Hay millones de bancos, con miles de millones de cajas fuertes con infinito dinero para tan solo unos cuantos y casas preciosas con piscina, cochera para cuatro o cinco coches y enormes cristaleras desde donde se ve el amanecer más impresionante. 

Hay abrigos de Chanel, bolsos de D&G, perfumes de Giorgio Armani y trajes de Adolfo Domínguez que alejan a las personas como yo del escaparate.

Hay tantas cosas de valor que el precio de todo es inimaginable, incalculable, imposible de saber. Imposible. 

Pues mi madre vale más.

- ¿Si?

- "Multiplícalo por infinito, llévalo hasta el fin de la eternidad y apenas tendrás un atisbo de lo que hablo"

No hay comentarios:

Publicar un comentario