No sé cómo empezar para llegar a describir cómo me siento... No sé si lo que voy a decir da para entender ni tan siquiera un atisbo de lo que hablo...Me siento tan ridícula, humillada y decepcionada que me da vergüenza escribir, pero ¿quién se para de verdad a leer lo que yo escribo? Absolutamente nadie.
Hace tan sólo unos días estaba convencida de mi fortaleza ante este infierno. No sospechaba lo más mínimo que las cosas no iban a salir como yo esperaba. No, no salieron bien.
Soy una cobarde que no sabe afrontar los hechos, ni aceptar lo que la vida le pone...pero, ¿es delito acaso estar enamorada y no poder evitarlo?
¿Qué puede hacer uno cuando siente que su corazón es salvaje y no puede doblegarse?
No puedo, no puedo más... es insoportable, porque llega un punto en el que mi mundo se abalanza sobre mi, sin poder luchar contra él...
Ahora ya sé lo que es vivir sin tenerlo a él… Ahora sé lo que es despertarse una mañana y pensar en él pero no poder sonreir ya que no lo tengo, y lo que es tener las manos heladas una mañana de invierno por no poder coger las suyas… Le echo tanto de menos… Y eso que antes era imposible imaginar mi mundo sin él.
Ahora he tenido que mirarlo a la cara sin poder sonreirle, sin poder lanzarle una mirada de las que nos solíamos echar entre los dos…
Me he dado cuenta de que no he dejado de quererlo, es más, creo que ahora incluso lo quiero más que antes.
Antes tenía miedo de que si me arrebataban el corazón, ya no podría quererlo de la misma manera, y es cierto, aunque se diga que se ama con la cabeza y con el alma, porque he descubierto que me duele cuando no estoy con él…
Pero las cosas han salido así, tenían que salir así. Y no hay más que hablar.
El verdadero problema está en eso mismo, que yo no quiero olvidar, ni dejar de pensar en ello… No quiero olvidarle, y es por eso por lo que no puedo deshacerme de sus recuerdos…
Yo seguiré esperándole, por mucho que tenga que pasar, porque mi corazón le pertenece a él, sólo a él...